Cuando el macho alcanza la madurez sexual, comienza a emitir una
secreción olorosa (feromona) que es percibida por la hembra a través de unos
receptores específicos situados en sus antenas y cuyos efectos pueden extenderse
a bastante distancia. Una vez que la hembra ha sido fecundada, empieza a poner
huevos, que engloba en el interior de una cápsula protectora llamada “ooteca”.
Esta ooteca es un recipiente corneo y fuerte que la hembra porta consigo hasta
el momento de la eclosión
Unos meses después de la puesta, los huevos se abren para dar paso
a unas pequeñas larvas blancuzcas (8-9 mm) que, tras perforare las paredes de la
ooteca y salir al exterior, experimentas una primera muda. Estas crías llevan el
mismo régimen de vida que el adulto y son capaces de alimentarse por si solas,
por lo que a una temperatura de 26ºC, llegan a su estado adulto en 7-9
meses.
No existe ningún problema a la hora de distinguir a los machos de
las hembras ya que en los primeros
existen dos protuberancias o excrecencias corneas en el dorso del tórax, casi
encima de la cabeza.
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